Cómo nos sentimos no es algo que puede depender de los demás. No podemos permitir ni tener tanta fragilidad interior como para que otra persona, con tan solo una opinión, sea capaz de intoxicar y manipular fácilmente nuestro mundo interior. Si alguien te puede hacer sentir bien o mal con unas pocas palabras, si te pueden hacerte sentir válido o inservible,  si pueden alterar fácilmente tu estado emocional, tu propia percepción, si te pueden hacer sufrir o dominar completamente tu mundo emocional con sus palabras, podemos considerar que esa es la forma más sencilla de esclavitud.

1. EL GRAN SIGNO DE MADUREZ ES CUANDO APRENDES A TOMAR UN MAYOR GRADO DE CONTROL INTERIOR

Lo que pasa a tu alrededor no es algo que puedes controlar, y lo único que sí depende de ti es tu mundo interior, tu interpretación de lo que pasa, el significado que das a todo lo que sucede en tu vida, cómo y cuánto dejas que eso afecte. Así que, ¿Quién tiene realmente la culpa de lo que te sucede?

Las dificultades, las críticas, los retos, las situaciones inesperadas van a llegar a tu vida, como a la de todos. Cada vez que algo inesperado sucede, inicialmente hay una reacción emocional automática difícilmente evitable, pero seguidamente cualquier persona puede cambiar el significado y tomar el control interior ante esa situación.

► Es nuestra ignorancia sobre nuestro mundo interior lo que nos hace sufrir

Ese es el gran signo de madurez: cuando aprendes a tomar un mayor grado de control interior, cuando aprendes a darte cuenta, a ser más consciente de lo que está sucediendo y aprendes a gestionar mejor tus emociones. Debes lograr convertirte en un observador, sin dejarte llevar de forma compulsiva por todo lo que sucede a tu alrededor, sino reflexionando y observando.

No nos han entregado un manual de instrucciones para la vida, ni para comprender nuestro infinito universo emocional. Es nuestra ignorancia sobre nuestro mundo interior lo que nos hace sufrir. Sin embargo, parece que toda la energía y los deseos son hacia el exterior, para conseguir algo externamente, para conseguir una mayor seguridad, una mejor casa, un mejor coche, un mejor trabajo, una mejor pareja, esperando que todas esas cosas de fuera nos hagan sentir como realmente deseamos.

Todo eso está bien, es genial, todos queremos esos resultados, pero el gran problema es pensar que lo externo va a solucionar lo interno. Ese es el conflicto, porque podemos pasarnos la vida persiguiendo esas cosas externas, alcanzarlas y darnos cuenta de que no es la solución interna, porque al mismo tiempo tiene que haber una evolución interior.

Nadie sufre a propósito, ni a conciencia. Si sufrimos es de forma inconsciente por todo lo que está pasando dentro de nosotros sin darnos cuenta, por eso hasta que no tomemos conciencia de qué es lo que está causando el conflicto, no lo vamos a poder cambiar. Si crees que cuando lleguen los resultados ese conflicto interno va a estar solucionado, puede que una pequeña parte sí, pero la gran mayoría no.

2. DARNOS CUENTA DE LAS COSAS NOS AYUDA A CAMBIAR LAS COSAS

De poco va a servir que tengas todo el reconocimiento y los resultados en el exterior si en tu interior estás viviendo un infierno. Cuando tienes un mayor control interior, una mayor comprensión, puedes tener esa paz interior, estar bien contigo mismo en el presente, a pesar de que fuera puedas estar en pleno infierno, esa es la diferencia.

Cuando no nos paramos a reflexionar y a profundizar sobre la naturaleza de la vida, sobre por qué nos sentimos como nos sentimos, y tan solo esperamos y deseamos sentirnos mejor y que de alguna manera mágica seamos más felices, esa ignorancia nos atrapa, nos hace esclavos. En cambio, la comprensión nos libera, porque darnos cuenta de las cosas nos ayuda a cambiar las cosas.

Tal vez cuando comprendemos nuestra naturaleza y aprendemos a estar mejor con nosotros mismos en el presente, sin condiciones ni esperas, es cuando también tenemos más capacidad de lograr los resultados que deseamos, vivir más en paz y más agradecidos, en vez de vivir en una sensación de carencia, instalados en la insatisfacción, a la espera, en la constante búsqueda de ese algo más que sentimos que nos falta.

Todos queremos tener una mejor vida emocional, vivir una vida con más sentido y propósito, tanto en el aspecto personal como en el profesional. Esa comprensión, esa luz que todo buscamos, esa comprensión que anhelamos, es lo que pretendía aportar con mi nueva novela La vida te está esperando y desde aquí quiero agradecer a los miles de lectores por tantos generosos comentarios al haber encontrado entre sus páginas esas respuestas que todos buscamos.